viernes, 26 de febrero de 2010

verdades.

(...)Y a veces desearía que alguien te hiciese el mismo daño que tu me has hecho. Me gustaría que supieras lo que es sufrir dos tipos de pérdidas a la vez, que vieses lo duro que es perder cada uno y lo terriblemente injusto que es que las dos pasen a la misma vez. Me gustaría que vieras a tu familia como yo vi a la mía y que después la persona que más quieres te diera de lado, saliera corriendo sin importarle tan siquiera verte sonreir en un instante.
Quizá no te puedas hacer a la idea de los tres meses tan duros que he pasado, luchando a contracorriente, tirada en la carretera esquivando coches, tanteando a la suerte y muchas veces me dieron, los morados en mi cuerpo todavía permanecen; y te odio, te odio porque te lo he querido perdonar todo para no ver todo lo que perdí aquel día y te juro que tu no vales ni una milésima que cualquiera de esas cosas. Pero lo confundí. Mis ojos estaban demasiado centrados mirando una lápida para ver lo grandísimamente arrogante que eras, lo poquísimo que valías.
Y ahora estoy derrotada, intentando salir de un agujero enorme por mí misma, sin ayuda de nadie y ojalá, ojalá, que cuando yo salga, tu te caigas.

1 comentario: